Aunque hace algún tiempo que se celebró, hasta este momento no hemos tenido ni un hueco para poder escribir nuestras impresiones sobre este emblemático, y esperado por muchos coleccionistas, acontecimiento mineralógico.
Para redactar esta entrada hemos recopilado información de diversas fuentes para conocer la opinión mayoritaria sobre esta conocida feria.
Leyendo comentarios en las redes sociales y manteniendo conversaciones personales con nuestros socios y otros aficionados de diversos puntos de España que la han visitado, hemos visto que la opinión generalizada es la desorbitante escalada de precios que se ha producido. Parece como si, tras dos años sin celebrarse por la pandemia, el coronavirus hubiera provocado la revalorización de las piedras en un evento tan local.
El, considerado por muchos, exagerado incremento del coste de piezas en esta feria, que durante años se caracterizó por ser bastante asequible, podría estar plenamente justificado tratándose de comerciantes profesionales ya que compran los ejemplares y cumplen con sus obligaciones fiscales como autónomos y también con la Seguridad Social, no así con los buscadores, que son considerados seña de identidad y enarbolados como bandera en este evento, que, tal vez por efecto mimético o porque algún “iluminado” les ha dicho que venden muy barato comparado con otros lugares, en algunos casos, y por fortuna no todos, han incrementado los precios a niveles disparatados, cuando los costes para ellos se limitan poco más que al combustible para desarrollar su afición y al precio del metro cuadrado de la mesa en el Mercado de Abastos, aunque sin embargo los beneficios netos que algunos llegan a obtener en los tres días de feria pueden llegar a ser muy elevados, lo que tal vez suponga un cierto agravio comparativo para los profesionales que tienen gastos importantes.
Casi todos los años, y este no ha sido menos, se produce un fenómeno curioso en el ambiente mineralogista local: algunos divulgan, dándole un carácter misterioso para crear expectativas y tal vez para darse un ridículo y absurdo protagonismo, que han aparecido importantes novedades mineralógicas en la sierra minera de Cartagena y que saldrán a la luz en la feria de La Unión. Resulta que la mayoría de las veces esas presuntas novedades no son tales. La sierra minera da ya poco de sí y es difícil que aparezcan minerales de colección diferentes a los más corrientes (barita, calcita, yeso o cuarzo, entre otros), por lo que las esperanzas creadas por esos sujetos se convierten en un verdadero fiasco. Otra cuestión son los microminerales que, en ocasiones y por fortuna, dan sorpresas muy interesantes gracias a la labor investigadora de mineralogistas aficionados. Lo único "nuevo" digno de ser comentado fueron unos cuarzos, variedad amatista de Portmán, que estaban pintados con una especie de "barniz" para realzar el color y sacarles brillo, aunque suponemos que los vendedores de buena fe informarían a los compradores de tal hecho.
Otro de los comentarios más extendidos es la mala costumbre que existe entre algunos buscadores de minerales de la zona de no dar información veraz sobre el origen de las piezas, incluso llegando a falsear datos sobre minas o localidades. Algún profesional hasta ha llegado en ocasiones a vender especies minerales con una denominación equivocada, tal vez por desconocimiento (como por ejemplo las presuntas estelleritas con epidota de Mali, que en realidad son estilbitas), lo que demuestra escaso o nulo rigor técnico de estos sujetos.
La Feria de La Unión constituye un punto de encuentro para muchos aficionados y coleccionistas de otras localidades de España y, precisamente por ello, los responsables deberían mostrar firmeza y exigir a todos los vendedores un correcto etiquetado de las piezas para contribuir a incrementar la seriedad de la misma.
La proliferación de bisutería y abalorios en muchos puestos desvirtúa enormemente un evento que se denomina “Feria de Minerales y Fósiles de La Unión”, igual tendrían que denominarla “Feria de Abalorios, Bisutería, Minerales y Fósiles de La Unión” que teniendo en cuenta la presencia al alza de este material sería lo más adecuado. Entendemos que muchos comerciantes no ganarían casi nada si no pusieran bisutería y tal vez una buena parte del público no coleccionista no la visitaría, pero para convertirse en una feria de minerales seria deberían eliminar la bisutería.
Otro aspecto es la escasez de actos paralelos para fomento de la cultura, la afición y la Mineralogía. La dirección podría fijarse en lo que se hace actualmente en otras como por ejemplo en la Trobada de Micromineralogia y Sistemática Mineral de Camprodon-Rocabruna, Mineralexpo Barcelona-Sants, estupendamente organizadas por el Grup Minerlògic Català, o en la Expominerales de la Escuela de Minas de Madrid para ilustrarse sobre cómo organizar este tipo de actividades para que no prime solo el interés comercial.
La feria de La Unión se ha convertido en un evento mediocre a nuestro parecer, aunque haya “palmeros” de los organizadores (entre ellos alguno que cobra por ciertas actividades) que afirman que la Feria de La Unión es una de las mejores de España, cuando no llega al nivel de otras como, a modo de ejemplo, Expominer de Barcelona, o las mencionadas anteriormente Mineralexpo Barcelona-Sants, Expominerales de la Escuela de Minas de Madrid, la Trobada de Micromineralogia y Sistemática Mineral de Camprodon-Rocabruna, o incluso por qué no, con alguna mesa de intercambio como las que se organizan en la provincia de Granada, y mucho menos con las de otros países como la de Narbonne, Sainte-Marie-aux-Mines, Mineralientage München,.
En fin, la Feria de Minerales y Fósiles de La Unión se está desvirtuando progresivamente. Por fortuna el nivel lo ponen los diversos aficionados que la visitan y que tienen un punto de encuentro donde se pueden conseguir deseados ejemplares, mediante cambio o a precios más asequibles, fuera del recinto del Mercado de Abastos en un ambiente de amistad y colaboración.
Fotografías Ginés López, Pilar Sánchez y Juan Abad.
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