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sábado, 29 de abril de 2023

FERIA DE MINERALES Y FÓSILES DE LA UNIÓN 2023

 Los pasados 6, 7 y 8 de abril se celebró la XXV Feria de Minerales y Fósiles, con la participación de unos 39 expositores venidos de toda España y del extranjero, y a la que asistieron bastantes colaboradores de la SMM y algún directivo.

El cartel anunciador, obra del artista local Esteban Bernal, era, cuando menos, distinto. Siguiendo la curiosa política de la dirección del evento de no usar minerales en los carteles de una feria de minerales, al menos no era tan espantoso y horrendo como algunos de ediciones anteriores. El cartel tenía cierto estilo, discutible como toda expresión artística que puede gustar o no pero, al menos, no estaba peor diseñado ni confeccionado con una mala foto. 

El recinto del antiguo Mercado Público de La Unión se quedó muy escaso para la gran afluencia de visitantes que llego a hacer agobiante la estancia. La asistencia de público fue record, pero en un espacio infradimensionado para soportarla. La dirección debería preverlo y tenerlo en cuenta para las próximas.

Conviene reseñar que varios comerciantes ajustaron los precios presentando ejemplares con una aceptable relación calidad/precio. Si se quiere vender hay que adaptarse a las circunstancias. Algunos expusieron piezas ya vistas otros años que no lograron vender y que esta vez  se han vuelto a quedar en las mesas. Tal vez si el precio de las mismas fuera más realista se venderían, o quizás solo estaban de exposición. Es un misterio más de esta erróneamente idealizada feria.

Hubo quien llevó mucha morralla que no debería exponerse por su baja calidad en un evento de cierta categoría, ya que es más propia de mesas de intercambio y mercadillos que de una feria de entidad.

Ejemplares muy asequibles de vanadinita y calcedonias marroquíes, apatitos de Panasqueira, cuarzos de Brasil, etc., estaban a la venta en diferentes expositores. Había también minerales que en otras ediciones no se vieron, como un gran muestrario de esmeraldas colombianas de gran calidad que si fueron una novedad muy destacada, aunque el precio no estaba al alcance de todos los bolsillos. Luego estaban las grandes piezas de museo que podrían ser adquiridas para su exhibición en el Museo Minero de la Ciudad. Por ejemplo vivianitas brasileñas, casiteritas bolivianas, sulfuros de Trepča o baritinas de Almería, que serían la envidia de cualquier museo que fuera digno de tal nombre, y que el Museo Minero de La Unión podría haber adquirido para aumentar sus fondos, aunque es evidente que no es un museo de mineralogía ya que ha sido convertido en un museo de historia teniendo los minerales un papel muy muy secundario. 

Algo muy positivo fue que la bisutería, abalorios y asimilados tuvieron algo menos de protagonismo que otros años, lo cual es muy de agradecer por parte del aficionado a los minerales.

Como aniversario señalado se realizó un homenaje a los pioneros de este evento, reconociendo con un diploma a la Federación de Asociaciones de Empresarios y Profesionales de La Unión (FAEPU) por su labor principal en la promoción y organización de la misma. 

Fue llamativa la réplica de un Tyrannosaurus Rex a tamaño natural, que atrajo a muchos curiosos que igual no habrían visitado la feria de no haberse exhibido. Algo destacado fue la maqueta motorizada de la mina Blanca o San Quintín, sita en El Beal, la única que dispuso de una bomba de desagüe tipo Cornish en el distrito minero. También se realizó un taller de artesanía prehistórica en piedra como complemento al resto de actividades.

Faltaron otras actividades para ampliar el perfil cultural de la feria como, por ejemplo, algún ciclo de conferencias relacionadas con la mineralogía, la historia y las ciencias de la Tierra. Tal vez el director técnico del evento no considera la cultura rentable porque no atraería a gente para que gastase su dinero en los puestos. En la feria de la Escuela de Minas de Madrid hay una agenda cultural paralela y no se resienten las ventas. Los eventos culturales son menos rentables para el negocio privado. Aunque se vista de evento cultural, este es principal y básicamente un acontecimiento comercial. Ningún expositor trae su mercancía por amor al arte, viene a hacer negocio. Y no es nada negativo, ya que un comerciante profesional debe obtener algún beneficio y no hay nada de malo en ello. Y si de paso se atrae turismo siempre será beneficioso para la Ciudad; pero que no nos cuenten milongas sobre promociones culturales. En ese evento la Cultura es poco más que un simple pie de página en el folleto anunciador. Mientras la caja registradora tenga ingresos, todo será maravilloso. La escasez de ideas de la dirección de la feria es palmaria: cambiar algo para que todo siga igual, decía Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El Gatopardo. Esta es la máxima que impulsa este zoco, y no otra.

Evento cultural es el Festival del Cante de las Minas o, si hablamos de mineralogía, por ejemplo el encuentro de Micromineralogía y Sistemática Mineral de Camprodón, pero claro, estamos hablando de otras cosas muy diferentes y los euros son los euros.

Menos mal que el concurso de fotografía este año tuvo más nivel con algunas fotos muy trabajadas y merecedoras de ganar el premio. 

Precisamente hablando de premios, el del mejor puesto decorado no tiene ningún interés para el aficionado por lo que no vale la pena perder tiempo comentándolo. Los galardones interesantes son los otorgados a las piezas expuestas. El premio al mejor mineral lo ganó este año Javier Aguado, de Euskalduna, con una espléndida vivianita con ludlamita de Brasil. El premio al mejor mineral de la Sierra fue una goethita irisada expuesta por Minerales Retamero. 

La llamada “zona de los maleteros”, situada fuera del recinto, estuvo muy animada, mucho más que el año pasado, y en ella se pudieron ver ejemplares de gran calidad: cuarzos de Galicia, prehnitas de Carchelejo, piritas limonitizadas, aragonitos y silicatos de Málaga, metacinabrita y cinabrio de Almadén, piritas de Cañada de Verich, fluoritas catalanas, minerales pirenaicos como la aerinita, clásicos de siempre como los aragonitos de Cuenca y Valencia, yesos de Segorbe, epidotas de Tremp y lógicamente, piezas locales tan buenas o mejores que las que se hallaban a la venta en el interior. Esta zona es uno de los alicientes de esta feria, ya que muchas veces se encuentran verdaderas joyas. Coleccionistas de Madrid, Alicante, Valencia, Barcelona, Tarragona, La Coruña, Málaga, Granada, Francia, etc. se dieron cita para vender e intercambiar ejemplares. 

Para finalizar hay que mencionar a los amigos de lo ajeno que también pasaron por la feria, apropiándose de algún ejemplar y no precisamente barato, con el consiguiente perjuicio para el expositor afectado. 

Fotografías de Ginés López, Juan Abad y Pilar Sánchez.


Cartel y folleto anunciadores


Nuestra directiva Pilar Sánchez mirando un puesto


Vista de la feria


Otra vista


Maqueta de mina


Uno de los puestos con material asturiano


La réplica de tiranosaurio atrajo la atención de todos


Vanadinitas de Marruecos


La vivianita que obtuvo la placa al mejor mineral foráneo


Material de la Sierra de Cartagena


Esmeraldas colombianas


Esmeralda


Bisutería, minerales pulidos y otras piezas.


Una pieza rumana


Otra esmeralda 


Interesante vivianita brasileña


El puesto de las esmeraldas


Una casiterita rusa


Anglesita marroquí. Este mineral es cada vez menos frecuente.


Varias piezas interesantes


Un cuarzo


Vivianita rusa


Cuarzo de la zona de baja calidad y a precio ajustado


Una bonita rodocrosita china


Un aragonito. Mineral muy abundante y común.


Una barita local subida de precio para la calidad que presenta


























































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